La madre de Harry Potter murió en Twitter hace algún tiempo y la mala noticia –sobre todo para los ‘frikis’ del personaje- fue anunciada nada menos que por John Le Carré. El rebote de retuits fue frenético hasta que alguien se dio cuenta de que podría ser un bulo. Y así fue, un Le Carré que con una cuenta falsa, al menos no oficial, había suplantado una voz con autoridad literaria.
Esta anécdota la traigo a juego para comentar un tema que nos inquieta a todos los internautas que manejamos profesionalmente los social media. Sí, el incordio de la cantidad de farsantes, de ‘fakes’ que hay en la Red y que hasta nos han llevado a ponernos una mosca detrás de la oreja cuando nos han mostrado una oportunidad de negocio demasiado bonita para ser cierta.
Se trata de un problema para las pymes y para los emprendedores, trabajar con el marketing online, estar disponible a la vuelta de un mensaje en los social media y estar tan expuesto a estos trolls de poca monta. Un problema del que como agencia de social media estamos conscientes y queremos ayudarte a enfrentar.
La pregunta elemental es si se puede conocer de alguna manera quienes son los malos y cuales son los perfiles buenos de forma que podamos mantenernos protegidos. A salvo de un comportamiento destructivo que puede ser el fingimiento de quién no se es, pero también la construcción de historias tendenciosas, de acusaciones, de anuncios de peligros inminentes y mucho más, todo desagradablemente nocivo.
Pues sí, es posible, sólo con estar atentos a algunos detalles. De ellos, voy a hablar en esta entrada de blog:
-Observar las entradas anteriores. Si le echas un vistazo a lo que el sospechoso ha escrito anteriormente, tal vez encuentres en el social media en el que se produce la interactuación esa certidumbre que estás buscando. Busca coherencias, incoherencias, formas de dialogar, comentarios inapropiados. El pasado, en este caso, sí cuenta.
-Busca interrogaciones en el texto. ¿Por qué? Porque quién miente debe buscar, no sé si de forma instintiva, la aprobación que sabe que no tiene. Una especie de autentificación. No es una clave absoluta, pero puede ser indicativa.
-Longitud del texto. Lo mismo, si el texto es largo, más largo de lo que debería ser para lo que dice, estamos ante lo mismo un intento vano de argumentar sin la verdad como respaldo. Un circunloquio que puede resultar significativo.
-Generalidades y vaciedades. Un caso evidente es el de completar con vaciedades y generalidades la misma argumentación, o peor, llevar a extremos dramáticos el planteamiento de la información. Atentos también a eso.
Por último, si tienes sospechas de una suplantación de identidad, ponte en contacto con los gestores del social media, tu contribución en ese sentido, es un acto en la línea de las mejores prácticas en tu papel de ciudadano ejemplar de la Red.
A la caza del bulo feroz. ¿Has tenido alguna experiencia de este tipo? cuéntanosla por favor...