Con la regla de los tercios obtendremos un diseño equilibrado, agradable a la vista y eficaz.
Si os gusta la fotografía es posible que os suene esta regla, muchas cámaras y smartphones traen por defecto la opción de mostrar esta cuadrícula.
La regla de los tercios proviene de la proporción áurea (también conocida como número áureo o de oro, ratio dorado o divina proporción, entre otras), la cuál ha sido utilizada por todas las culturas en el arte, la música, la arquitectura…
Podríamos entrar en fórmulas matemáticas o hablar sobre los números de Fibonacci, pero en realidad lo fascinante de la proporción áurea es que podemos encontrar esta proporción en la propia naturaleza: en el grosor de las ramas de los árboles, los caparazones, los girasoles, etc.
El ser humano ha intentado conseguir un carácter místico y especial en su obra aplicando la divina proporción desde siempre. Prueba de ello es que también encontramos la proporción áurea en La Gioconda e incluso en el Partenón de Grecia y las pirámides de Egipto.
Pero volvamos a lo que nos interesa, a “la versión simplificada” de todo esto, nuestra regla de los tercios.
Básicamente consiste en dividir una imagen en nueve partes iguales, utilizando dos líneas horizontales y otras dos verticales, que formarán los nueve rectángulos, y cuatro puntos de intersección.
¿Cómo utilizamos esto en nuestro diseño?
Por un lado podemos utilizar los puntos de intersección, conocidos como centros de atención para colocar los elementos de nuestra composición, ya que son los puntos donde se centrará el interés.
Colocaremos nuestro elemento principal en una de estas intersecciones, y en caso de tener un elemento secundario, lo colocaremos en el punto de intersección diagonalmente opuesto.
Por otro lado, la cuadrícula que forman las líneas nos puede servir para colocar los diferentes elementos dentro de los nueve rectángulos, en función de lo que queramos destacar. Y ya que la simetría puede resultar aburrida, con esta cuadrícula podremos jugar con diagonales y composiciones asimétricas asegurándonos de que el resultado sea bueno.
Un tip extra para fotógrafos amateur: Cuando fotografiéis paisajes, podéis utilizar la ley del horizonte, que consiste en colocar el horizonte de la imagen en la línea inferior horizontal.