Larry Page y Sergey Brin sorprenden a Wall Street con una de las más ambiciosas estrategias online de los últimos años en el mercado de las puntocom.
El gigante de Internet no deja de sorprender al mundo. Google, el negocio por excelencia de la Red al que no se le escapa ni una sola búsqueda, vuelve a saltar a los titulares de todo el mundo. Esta vez, haciendo alarde de una de sus comúnmente arriesgadas pero efectivas estrategias online, nos dice que Google dejará de ser Google para convertirse en Alphabet. La creación de toda empresa tecnológica, que quiera adaptarse y ser puntera en estrategias online, conllevan siempre un cierto factor de riesgo. Es posible que algunos de los proyectos que el gran Google fracasen, pero si consiguen un éxito aceptable con algunos de ellos, Alphabet podrá convertirse en una compañía que supere las dimensiones adquiridas hasta ahora, alimentado así en tamaño de la vieja Google tanto como la ambición de sus directivos.
La sopa de letras entre Google y Alphabet
Esta decisión, de la que han sido portavoces Larry Page, Sergey Brin y Sundar Pichai, ha sido valorada por los directivos de Google por un gran periodo de tiempo. ¿Pero qué supondrá este cambio para la empresa líder en estrategias online? Aunque la cúpula de Google asegura que este cambio sólo tendrá efectos a nivel corporativo, el vox populi de Internet afirma lo contrario. La decisión del gigante de Mountain, sin embargo, no ha sido tan fácil como a priori parecía. Por un lado, el diseño del nuevo conglomerado empresarial ha sido duramente criticado, siendo tildado de “soso”; aunque, por otra parte, muchos opinan en su absoluta sencillez reside precisamente su complejidad. Alphabet es un dominio ya registrado por distintas puntocom, entre ellas una sección de renting perteneciente a BMW Group. Y por el momento la empresa automovilística no parece dispuesta a ceder ni el dominio ni el nombre de su franquicia. Ante esta negativa, Google ha adquirido el dominio .xyz, haciendo un guiño al abecedario que representa su nombre. Pero las alusiones del nuevo proyecto de Google no quedan ahí, sino que afirma que gestionará un servicio por cada una de las letras del alfabeto. Estos son algunos ejemplos:
-La A está hecha para Android, la archiconocida plataforma móvil más extensa del mercado.
- La B corresponde a Boston Dynamics, la empresa que da forma a los robots de Google.
-La E va por Google Earth, el servicio que nos permite hacer un recorrido de alta calidad por cualquier lugar del Planeta Tierra sin apartar la vista de la pantalla de nuestro ordenador.
- La L está asignada a Life Science, una rama dedicada a la investigación científica con genes.
-La N va para Now, un servicio que descarga todo el potencial del buscador mediante búsquedas en profundidad, análisis de los perfiles personales y reconocimiento y sintetización de voz.
-La W es por Wing, las alas de Google. Se trata del desarrollo de drones, los punteros vehículos voladores, destinados al servicio de entrega.
Aún quedan vacantes las letras U, Q y Ñ. Todo un reto más allá de la lingüística que parece difícil de conseguir. Pero, ¿hay algo imposible para los genios de la comunicación 2.0.?
Los directivos de Google conocen la importancia de las buenas estrategias online, por ese mismo motivo, han querido dar explicaciones públicas a través de sus propios blogs. Pichai argumentaba en su blog que Google nunca ha sido una compañía convencional y que, muy al contrario, en ningún momento ha pretendido serlo. Algunos creemos que precisamente reside ahí, en la ruptura y la innovación, la clave de su éxito. Pichai explica a continuación: “Muchas de las cosas locas que hicimos tienen ahora más de mil millones de usuarios, como Google Maps, YouTube, Chrome y Android”.
La reestructuración corporativa del gigante en cifras
Pero los accionistas de Google pueden estar tranquilos. Aunque el día de la noticia, el cierre de Wall Street estuvo agitado por el nerviosismo que produce la incertidumbre de un cambio tan radical, el final del día quedó subrayado por una subida de casi el 7%. Desde Google llaman a la calma. Aseguran que las acciones bajo el nombre de Alphabet tendrán un valor similar que al estar amparadas por las siglas de Google, las cuales llevan ya la friolera de 11 años cotizando en Bolsa. Los valores se pagan por una media aproximada de 663,14 dólares. En los últimos resultados tres meses, la tecnológica de Mountain View especializada en estrategias online registró unos ingresos de 17.700 millones, el 90% generado por el negocio en Internet. Google tiene una capitalización bursátil que ronda los 444.000 millones de dólares. De este modo se sitúa como la segunda empresa más grande y próspera según el índice Standard & Poor’s 500, completando el ranking junto a Apple y Microsoft. A finales de 2015, Alphabet comenzará a cotizar en Nasdaq. El anuncio ha pillado totalmente por sorpresa a los inversores de Wall Street, quienes se mantienen expectantes de los pasos que seguirá la multinacional que más ha diversificado sus operaciones financieras en los últimos veinte años.
Esta nueva restructuración hará que la empresa líder en estrategias online sea capaz de romper con las (pocas) ataduras del pasado. Así, podrá permitirse arriesgarse más a la hora de investigar en proyectos novedosos y experimentales. Desde Google, creen que podría ser un punto a favor y resultar del agrado de los inversores. Sabemos que la filosofía de Google es la propia del frescor del siglo XXI: más que una empresa comunicativa, se trata de un negocio que ha terminado por convertirse en el proveedor de servicios personales.
El futuro de la A a la Z
Esta reestructuración es, ante todo, una gran oportunidad para Larry Page y sus colegas. Para empezar, se plantea la posibilidad de la inversión en Europa por parte de la compañía experta en estrategias online. Para esta empresa disponen de nada menos que de 100 millones de dólares anuales. Una cifra que no está nada mal. El mapamundi se abre a la compañía de Mountain View y también se barajan muchos lugares sin restricciones. Se oyen rumores también en Asia, Sudamérica y África. Sólo queda que estos exóticos lugares sean capaces de convencer al neonato pero potente Alphabet para que las elija como sede de su negocio.
Lo que está claro es que Alphabet tiene una inversión clara: el futuro.