Tampoco los alemanes invierten sus horas leyendo a Thomas Mann, puesto que 51´8 millones se decanta por la web 2.0. La tercera en este podio es Francia, con 43,2 millones; el Reino Unido, con 37,6 millones; Italia, con 28,6 millones; Turquía, con 23,8 y España se sitúa en la octava posición del ránking con 21,88 millones.
Pero aunque un país puede atesorar millones de internautas, quizás éstos no sean de los más aficionados a pasar la jornada frente a la pantalla. De hecho, es Inglaterra la que más síndromes de abstinencia ha de combatir, ya que sus ciudadanos dedican una media de 37,9 horas mensuales a los asuntos de la Red, mientras que los holandeses consagraron 32,6 horas, los polacos, 27,9 horas, los franceses, 27,7 horas y los turcos, 26,8.
¿Y qué hacen los españoles? Pues pecar de cortos y ni siquiera llegar a la media europea. Concretamente, invertimos unas 24,4 horas, mientras que el europeo medio alcanza las 25,9 horas. ¿Esto es un buen o mal número? Simplemente, un dato a secas. Además, si echamos un vistazo a la próspera China, nos toparemos con métodos inquisitoriales para curarnos de algo que ya ostenta el rango de enfermedad.
Según los investigadores chinos, las personas adictas a internet muestran cambios en el cerebro similares a los que toman sustancias como drogas o alcohol. Además, es el país con más internautas del mundo, pero también es de los que más habitantes alberga. Así, no cesan de llegarnos historias teñidas de leyenda urbana y realidad escalofriante como el empleo de descargas eléctricas o una férrea disciplina para sanar a estos enfermos 2.0
Por lo tanto, más vale no excederse en las horas dedicadas a internet (en la mesura está la cordura), no sea que los chinos nos exporten los métodos de cura; pues con todo lo made in China se puede cerrar un negocio redondo.