El mailing es un poderoso recurso que puede llegar a convertir en clientes a usuarios que antes sólo eran simples suscriptores o que nos dejaron sus datos de contacto en nuestra página web.

El marketing en Internet no consiste sólo en tener una página web y estar presente en las redes sociales, sino también de explotar al máximo los recursos que nos ofrece la red de redes. Ahora tenemos la posibilidad de aportar contenido de valor a los usuarios que lo soliciten a cambio de sus datos, y con esos datos podemos enviarles correos electrónicos donde les expliquemos de forma atractiva lo que podemos hacer por ellos y lo que pueden obtener de nosotros, y convertirlos así en clientes. Y no es la primera vez que os hablamos de esto; en su día ya os contamos los 11 errores a evitar para que tu campaña de email marketing tuviese éxito. Pero, una vez sabido lo que no hay que hacer, ¿qué es lo que sí tenemos que tener en cuenta para que un mailing resulte efectivo? Pues nada más y nada menos que estos cinco consejos básicos. ¡Empezamos!

Todo depende del asunto

Nos guste o no, el asunto del email es lo que va a hacer que el destinatario lo abra o lo tire a la basura. Es el primer contacto que el posible cliente va a tener con tu correo, por lo que hay que tener mucho cuidado para no desperdiciar la oportunidad de conseguir un cliente por culpa de un asunto sin gancho o que suena a spam.

A la hora de decidir abrir o no un correo electrónico tenemos en cuenta, por lo general, dos factores fundamentales: el asunto y el remitente. Si el remitente es desconocido, nos basaremos enteramente en el asunto para tomar la decisión, y ésta no se va a demorar unos minutos, sino que es una decisión rápida de unos pocos segundos. De modo que lo ideal es que el asunto sea breve, directo y que le ofrezca algo al destinatario para que se sienta tentado a abrirlo.

Ya que el objetivo del asunto es que el lector lo abra, lo más importante es el call to action, algo que pretenda que el usuario haga algo concreto. Si creamos, además, un sentimiento de urgencia, el usuario se sentirá tentado a abrir el correo una vez lo vea en su bandeja de entrada y no lo deje para más tarde, porque entonces es muy probable que no lo lea nunca. Incluir números incrementará la tasa de apertura, y hay quienes incluyen también emoticonos en el asunto.

Eso sí, no viene mal también una pincelada de misterio para despertar la curiosidad del lector: “Lo que estabas esperando…” Un asunto que llama la atención, ¿a qué se referirá? ¿Qué estoy esperando?

Otro recurso es recurrir a los títulos de los posts que compartas en el mailing, pero ten en cuenta que tienes que enganchar al receptor ofreciéndole algo de valor: “7 webs para descargar ebooks gratis” “Cómo posicionarse en Google”,…

Utiliza herramientas para gestionar tus campañas de mailing

Tus campañas de mailing estarán mejor gestionadas con una herramienta adecuada para programar el envío, organizar bases de datos, etc. No te dejes seducir por la palabra “gratuito” y escojas la más barata para ahorrar dinero; escoge aquella herramienta que mejor se adapte a tus objetivos y que no te importe gastar un poco para conseguir beneficios mucho más rentables. Algunas de las más utilizadas (y con razón) son MailChimp, Mailrelay o Aweber.

Pero no acaba aquí la cosa de las herramientas. Una buena campaña de mailing también cuenta con una landing page efectiva, ya sabes, esa página en la que acabas cuando haces click en un anuncio.

Personaliza los correos con el destinatario... Y no lo agobies

¿Alguna vez te ha pasado que te suscribes a una página y, desde ese mismo momento, recibes un correo electrónico suyo día sí, día también? Es molesto, ¿verdad? Tan molesto que te acabas desuscribiendo, o eliminando sus correos en cuanto te llegan, o bloqueando todos los mensajes que te lleguen de esa página… Pero no es una situación en la que te gustaría encontrarte, ¿a que no? ¡Pues evítalo!

Enviar una cantidad ingente de emails, a la larga, resulta contraproducente. Por supuesto, la intención no es agobiar a tus suscriptores, sino mantenerlos lo mejor y más informados posibles. Pero quizá esta no es la forma más adecuada. No envíes un mailing todos los días; crea intervalos entre envío y envío y, por supuesto, respétalos. Una buena opción es enviar un mailing una vez a la semana: cada lunes para empezar con fuerzas, cada martes para que el lunes la gente se centre en volver al trabajo, cada jueves para ir despidiendo la semana,... Escoge un día y una hora (cuando tus receptores estén más abiertos a leerte) y mantenlos.

Una vez definida la frecuencia con la que enviarás tu mailing, recurre a la base de datos para personalizar a los destinatarios. Siempre en la medida de lo posible pero, si puedes hacer esto, es lo más conveniente. Un email personalizado llama más la atención que uno que se nota que es genérico y está pensado para enviarse de forma masiva, de modo que, si puedes incluir el nombre del destinatario en el correo o en el asunto, hazlo. De hecho, un asunto personalizado tiene una mayor tasa de apertura que uno no personalizado debido, precisamente, a este factor. Si al destinatario le da la impresión de que está recibiendo contenido personalizado exclusivamente para él, no se mostrará tan reacio a la hora de abrir el correo. Con la base de datos, podréis personalizar el mensaje con los nombres de los destinatarios, el lugar donde vive, los contenidos que más le interesan, etc.

Envía contenido de valor

Tenemos que crear contenido con la misma frecuencia con la que elaboramos campañas de mailing, porque si no, no tendremos nada que enviar. Y la solución no es enviar cualquier cosa; hay que enviar contenido de valor para que el destinatario se sienta tentado a abrir no sólo el correo, sino también lo que le estamos enviando en el mismo.

Si no te ves capaz de crear contenidos de valor suficientes cada semana para incluirlos en tu estrategia de mailing, ¡no lo hagas! No hace falta que te estreses, porque acabarás escribiendo cualquier cosa y lo que crees que es un contenido de calidad a lo mejor es un pequeño tropiezo ocasionado por las prisas y que no le agradará mucho al receptor. De modo que si no puedes enviar contenido de valor cada semana, por ejemplo, cambia tu estrategia de mailing y envía newsletters cada quince días, y tendrás más margen para crear estos contenidos. Como ya hemos dicho, no hay que agobiar a los receptores con mensajes día tras día y no se trata tanto de enviar tres mailings semanales; lo importante es que la frecuencia sea constante y que el contenido sea de calidad para que a tus suscriptores les resulte útil.

Al final, el copy es la clave

Si hemos conseguido que abran nuestro email, tendrán que leer un contenido de mucha calidad… Y poca cantidad. Para explayarse ya están los blogs, pero en un correo electrónico tenemos que decir todo lo que queremos en el menor espacio posible, de forma escueta y clara. Nada de andarse por las ramas.

El truco para conseguir esto es, simplemente, práctica. Leer y escribir como posesos día tras día no sólo para perfeccionar el cómo escribes, sino también el cómo organizas las ideas que tienes en la cabeza y los mensajes que quieres transmitir.

Si, por ejemplo, la newsletter habla de los contenidos de unos posts concretos de tu blog, tienes que saber cómo vender todos esos posts en unas pocas líneas, siempre dejando un poco de lugar a la imaginación para que el receptor decida acudir a dichos artículos y leerlos en su totalidad.

¿Qué te han parecido estos cinco consejos? Fáciles, ¿verdad? Pues acompáñalos con los que encontrarás en nuestro  y tus campañas de mailing alcanzarán ese éxito que tanto deseas. Tus suscriptores acabarán deseando que llegue el día del mailing para ver qué tienes que ofrecerles. Y como siempre, si echas en falta algún consejo, ¡cuéntanoslo en los comentarios!

 

Imagen cortesía de Shutterstock.