Redes sociales sí; redes sociales no
Cuando se plantea la cuestión de si las empresas deben permitir o no el uso de las redes sociales a sus empleados en horas de trabajo, el tema siempre suscita polémica, abriéndose un encendido debate sobre partidarios y opositores a este tipo de prácticas.
Como ocurre con tantos otros temas, muchas veces cometemos el error de querer simplificarlo todo a la dicotomía del sí o no, blanco o negro. Y el uso de las redes sociales en el trabajo no es una excepción.
La empresas que se oponen radicalmente a que sus empleados usen Facebook, Twitter y compañía durante sus horas de trabajo ponen mil y una trabas para su uso, llegando incluso bloquear su acceso desde los ordenadores de la compañía.
En el bando contrario, se encontrarían las que ven las redes sociales como una buena forma de entablar lazos positivos de amistad o confianza entre los propios empleados o entre estos con los proveedores, trabajadores de otras empresas y clientes.
Las posiciones de las empresas
Ante las relaciones de sus empleados con las redes sociales, especialmente sobre su uso en el trabajo, los responsables de las empresas suelen tomar alguna de estas posiciones
«Pasar» del tema o directamente prohibirlo
Muchas empresas no ven esta cuestión como un problema o, simplemente, ni siquiera se lo llegan a plantear. Esta actitud puede ser llevadera durante un tiempo, pero el problema surge cuando se detecta que alguno, o algunos, de los empleados baja su nivel de productividad por culpa del tiempo que pierde conectándose a las redes. Entonces, ya no queda otro remedio que tomar algún tipo de medida al respecto, normalmente prohibir su uso, en ocasiones restringiendo mediante algún tipo de software el acceso a este tipo de páginas a través de los ordenadores de la empresa.
El problema es que las empresas que actúan así acaban estando al margen de los aspectos positivos (algunos ligados directamente con la rentabilidad de la empresa) que puede proporcionar un buen uso de las redes.
Controlar a sus empleados
Muchas personas, lamentablemente sin ser ni tan siquiera conscientes, cuelgan en las redes sociales, a veces ellas mismos y otras sus contactos, detalles de su vida personal o determinadas bromas que pueden llevar a interpretaciones erróneas. Este tipo de cosas pueden volverse fácilmente en contra del propio usuario, por lo que todos deberíamos extremar las precauciones, ser cautelosos y «contar hasta 100» antes de poner algo en las redes.
Existen empresas que pretenden aprovechar las posibilidades que ofrecen las redes sociales para averiguar datos, no tanto profesionales sino personales, de sus trabajadores o de los se encuentran inmersos en algún proceso de selección. Normalmente eligen dos vías para hacerlo. La primera es tratar de conseguir sus claves para husmear en su perfil (esta es una práctica muy habitual en USA). Una segunda manera, más sibilina y sutil, de conseguir información es agregar a los empleados desde los perfiles de la propia empresa.
Uso positivo de las redes
Pero además de desentenderse del tema, prohibirlo o tratar de espiar a los trabajadores existe otro tipo de uso de las redes sociales, mucho más positivo, inteligente y productivo.
Se trata de permitir y promover su uso por parte de los empleados, obviamente con mesura, para que interaccionen con compañeros, trabajadores de otras empresas y también con clientes reales o potenciales. Se trata de crear sinergias positivas y promover la comunicación con el doble objetivo de lograr el bienestar de los trabajadores y aumentar la rentabilidad y eficacia de la empresa.
En definitiva, las redes sociales no son buenas ni malas en sí mismas, todo depende del uso que se haga de ellas y de saber canalizar su potencial en la dirección adecuada. ¿Eres partidario de su uso en el trabajo?